Al atardecer empiezan los rituales en el hogar (baño, cena, cuento y/o canción de buenas noches...) para concluir en un plácido sueño que ayudará a los pequeños a crecer y ha tomar fuerzas para afrontar el día siguiente. En este post comparto un par de actividades que pueden formar parte de estos momentos y que relajaran y ayudaran a vuestros hijos e hijas a adquirir conciencia de su cuerpo y a relajarlo para descansar mejor.
Ambos momentos son perfectos para que el niño tome conciencia de cómo es su cuerpo, de las partes que lo componen y de sus particularidades, además de crecer en autonomía y en hábitos de higiene básicos para su crecimiento personal.
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Para llevarla a cabo podemos utilizar una música tranquila, clásica o de relajación (siempre instrumental) aunque también puede realizarse sin ella.
Con los más pequeños podemos empezar: "Ahora, el cuerpo necesita descansar y para ello el sueño debe entrar en él. Debemos estar quietecitos y con los ojos cerrados para poder notar como el sueño de hoy que es de color azul (o rojo o amarillo ... o incluso podemos preguntarle al niño/a: ¿de que color es tu sueño hoy?) empieza a entrar haciendo cosquillitas por la punta de los dedos de los pies y va subiendo despacito relajando y durmiendo los tobillos... y va subiendo cosquilleando y tiñiendo de azul tu cuerpecito, ahora esta pasando por las piernas, las rodillas... que estan muy cansadas de tanto caminar y correr y saltar..." de esta forma el adulto debe ir pronuciando con una voz dulce y pausada un recorrido por todo el cuerpo desde los pies a la cabeza que ayudará al niño a relajarse, a visualizar interiormente las partes de su cuerpo e incluso cómo cada una de ellas ha trabajado durante el día. Seguramente antes de terminar la relajación guiada el pequeño/a ya estará profundamente dormido.
A continuaición comparto otro ejemplo de relajación que podemos utilizar con niños un poco mayores (de 5 y 6 años):
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