Solo necesitamos una larga cuerda, mejor si es elástiaca, para crear junto a nuestros hijos e hijas una compleja telaraña ya sea en nuestro salón, terraza o incluso en el parque, compartiendo el juego con otros niños.
Una vez construida la telaraña debemos atravesarla contorneandonos para poder pasar entre las cuerdas e incluso intentar moverse sin tocarlas.
Con esta actividad fomentamos el desarrollo de las nociones espaciales, la creatividad, la concentración, la paciéncia, las habilidades motrices y la conciencia corporal.
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